Desde Ademys rechazamos y repudiamos la decisión inconsulta del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de sancionar el decreto de adelantamiento el período de licencia anual ordinaria docente.
Por un lado, debemos señalar que si bien se ampara esta decisión en el decreto nacional de emergencia sanitaria y las resoluciones del CFE, según lo establece la reglamentación del art. 69 de nuestro estatuto docente, que tiene fuerza de Ley, los 30 días hábiles correspondientes a esa licencia deberían comenzar con el inicio del año calendario, es decir el 2 de enero de 2021.
Pero por otra parte, adelantar este período para que la docencia se reincorpore el 8/02/2021 con el objetivo de adelantar el inicio de clases presencial al 17 de febrero es apresurado, irresponsable y demagógico.
En primer lugar, porque no podemos saber hoy cuál será la situación epidemiológica en febrero como para que existan condiciones para la vuelta a actividades presenciales.
En segundo lugar, porque para comenzar esas actividades presenciales, se requerirían condiciones de infraestructura y salubridad que el gobierno no está garantizando ni hay perspectivas de que lo haga: envío de materiales e insumos de higiene y limpieza a todas las escuelas (cosa que no cumple hoy para las “burbujas”), realización de obras que garanticen a todas las escuelas algo tan básico como el agua potable y la cantidad suficiente de baños, la contratación de personal auxiliar necesario para realizar la limpieza correspondiente, la contratación del personal docente necesario llevar adelante las actividades de manera mixta: presencial y virtual, si es que esa fuera a ser la modalidad, dado que dificilmente se pueda pensar en una vuelta de la totalidad del estudiantado y personal docente y no docente a los establecimientos.
Tampoco está garantizada la necesaria ventilación: además de que muchas escuelas carecen de aire acondicionado o ventiladores, cuestión no menor cuando se piensa en un aula de 4 x 4 metros con 30 niñes en un febrero con temperaturas cercanas a los 40 grados – lo que evidentemente dificulta cualquier actividad educativa que involucre la concentración- según lo establecen los protocolos no pueden usarse ni ventiladores ni aires acondicionados porque multiplican el riesgo de contagios al esparcir el virus en el ambiente, si alguien contagiado, por ejemplo, estornuda.
Finalmente, y de ninguna manera menor, adelantar dos semanas el inicio del ciclo lectivo, de ninguna manera resuelve los graves problemas educativos que venimos señalando desde hace años: infraestructura, desfinanciamiento, falta de material didáctico, bajos salarios docentes, cierre de programas, comedores, y un larguísimo etcétera.
La docencia ha sostenido con mucho esfuerzo el trabajo durante este año. Conocemos perfectamente cuáles son los déficits con los que arrancaremos el año próximo y nos disponemos a trabajar para abordar con seriedad la continuidad del proceso de aprendizaje en el 2021. Pero esto no se impone ni se resuelve con un regreso anticipado a clases. Más días de año escolar no significan mejor educación si el Ministerio incumple con su deber de garantizar todos los elementos, requisitos y condiciones, que no se agotan en la escuela y que no son responsabilidad de la docencia.
Finalmente, debemos decir que como es costumbre, el Ministerio toma estas decisiones de manera totalmente inconsulta, sin atender a los argumentos que podríamos haber brindado para justificar este rechazo y permitir que se revea la decisión de sancionar este decreto.