Reflexiones desde la secretaría de cultura
En 1969 el país se encontraba bajo la Dictadura Militar del Gral Juan Carlos Onganía; su ministro de economía Krieger Vasena había llevado adelante un programa económico de una clara orientación a favor de los sectores más concentrados de la economía. Comenzó su gestión con una devaluación del peso de un 40%, abrió la economía a las importaciones, suspendió las convenciones colectivas de trabajo y congeló los salarios por dos años con un aumento del 15%, medidas tendientes a controlar el proceso inflacionario.
El objetivo era lograr la llegada de inversiones extranjeras que serían supuestamente garantes del desarrollo económico y por lo tanto de la generación de empleo.
A principios de 1969 el fracaso del Plan Económico se hacía evidente, el poder de compra de los salarios se había reducido impactando en la reducción del mercado interno, las inversiones extranjeras no habían generado los prometidos puestos de trabajo y se había producido una concentración del capital acompañada por una fragmentación de la sociedad entre menos ricos y más pobres.
La provincia de Córdoba vivía en mayo del 69 lo efectos de la crisis económica y social. Un decreto del Poder Ejecutivo Nacional derogó los regímenes especiales sobre el descanso del sábado inglés al mismo tiempo anunció el congelamiento de los convenios colectivos y de los salarios.
En dicho contexto el secretario regional de Córdoba Agustín Tosco de Luz y Fuerza, las regionales de Smata conducidas por Elpidio Torres, y la UTA conducida por Atilio López convocaron a una Asamblea General que decidió las acciones a seguir para enfrentar el plan de ajuste.
El 29 de Mayo las columnas de obreros marcharon desde las plantas fabriles hacia el centro de la ciudad de Córdoba, acompañados por el movimiento estudiantil que cuestionaba la política educativa de la Dictadura: Autoritarismo, falta de pluralismo y bajo nivel de enseñanza por parte de los profesores designados por el gobierno de facto.
Obreros y Estudiantes enfrentan y desbordan la represión policial tomando el control de la ciudad que concluye con la intervención de fuerzas del Ejército ordenadas por el Gobierno Nacional. Este acontecimiento provoca el desplazamiento del Gral Onganía iniciando una oleada de rebeliones populares que llevan años más tarde a la derrota de la Dictadura Militar a manos del Poder Popular.
Atentos y cuidadosos ante la tentación de caer en traslaciones históricas atemporales, que transformen en farsa el legado del pasado; podemos afirmar la vigencia de las enseñanzas del Cordobazo para el presente.
El conflicto social protagonizado entre el capital y el trabajo no expresa problemáticas ni coyunturales ni de gestión, expresa contradicciones antagónicas de clase que se despliegan históricamente en diversos episodios en el marco de determinada estructura económica que orienta y da sentido a las acciones políticas.
La necesaria unidad de los trabajadores que permite instalar en la agenda política sus demandas influyendo decisivamente en los acontecimientos políticos y por lo tanto modificando a su favor la correlación de fuerzas contra el Estado y la Patronal.
El reconocimiento de que la Lucha de los trabajadores debe transitar diferentes espacios institucionales y territoriales sin aceptar límites para desplegar sus propuestas sindicales y políticas.
Es evidente que el Cordobazo constituye un acontecimiento que supera ampliamente el legado aquí expuesto, pero desde la Secretaría de Cultura de Ademys nos parece importante recordar este hecho protagonizado por los trabajadores, mucho más en estos momentos donde asistimos a un avance brutal por parte del capital contra las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo.
En situaciones en que se profundiza el ajuste contra los trabajadores, debemos pensar acciones que se correspondan con la gravedad de los acontecimientos, recordar el cordobazo constituye un pequeño aporte a tal decisión.
Manuel Gutiérrez. Secretaría de Cultura Ademys.