En estos días, circuló por las escuelas una carta dirigida a las conducciones con la que se busca, con un tono amenazante limitar la Educación Sexual Integral. Entre otras cosas, se pide aviso a las familias sobre los días y horarios en los que se trabajará ESI, se exige la presencia de un veedor en esas clases o directamente se rechaza su enseñanza.
Las verdaderas intenciones del escrito son instalar un clima de temor entre lxs docentes y las conducciones para que la ESI que brindamos en las aulas se vea reducida a una mera formalidad. De ahí, el tono amenazante, de ahí la estructura con cierto tinte legalista. Las leyes a las que hace mención (que en algunos casos, no corresponden a la Ciudad), no se incumplen de ninguna manera al abordar la ESI en la escuela.
Sin embargo, creemos que es importante no cerrar el diálogo con las familias y explicar pacientemente algunas cosas.
La escuela tiene la obligación de brindar Educación Sexual Integral porque así lo dicen la Ley Nacional 26.150 y la Ley 2.110 de la Ciudad de Buenos Aires, que señalan el derecho de los chicos a recibir educación sexual y, por lo tanto, la obligación de lxs adultxs de brindarla. Además, los lineamientos curriculares de ESI, disponibles en internet, establecen qué contenidos deben ser abordados en cada grado.
Por otra parte, en nuestro país existen la Ley 26.743 de Identidad de género y la Ley 26.618 de Matrimonio Igualitario que establecen el respeto hacia la identidad sexual y la orientación sexual adoptada por cada persona.
Es preciso también, decir que si no es la escuela la que se ocupa de dar ESI, dejaremos a lxs niñxs a la deriva y a que se eduquen sexualmente a partir de una acumulación de conocimientos que obtendrán en los medios, en las redes sociales o en distintos grupos en los que circula una variedad de mitos y falsedades acerca de la sexualidad.
Por su parte, la Educación Sexual Integral enseñada en las escuelas tiene un enfoque científico. Es decir, se fundamenta en paradigmas actuales legitimados por la investigación en distintas ciencias que le competen. Este enfoque respeta pero no transmite dogmas basados en las creencias o en la fe de lxs miembrxs de la comunidad educativa. Es decir, rechaza el adoctrinamiento en todas sus formas.
No damos ESI a puertas cerradas, ni a escondidas. En CABA existen jornadas institucionales en las que se invita a participar a las familias de clases de ESI. De ninguna manera lo que se enseña es secreto ni está vedado al conocimiento de las familias. Aún así creemos que debemos explicitar a qué nos referimos cuando hablamos de Educación Sexual Integral y cuáles son los contenidos que vamos a enseñar y cómo vamos a hacerlo.
La Educación Sexual Integral no se vincula únicamente a la genitalidad, sino que consiste en el conjunto de influencias que reciben los sujetos a lo largo de toda la vida que inciden en la organización y construcción de su sexualidad, la manera de vincularse con los demás, la formación de actitudes hacia lo sexual.
Educar en este sentido, implica permitir a lxs estudiantes tomar decisiones de manera cada vez más autónoma y responsable, con la información y la formación que esto requiere; constituirse en sujetxs de derecho, capaces de decidir de manera consciente acerca de su proyecto de vida, en el marco de relaciones basadas en el cuidado de sí mismxs y de lxs otrxs. Para ello, se precisa un abordaje transversal, es decir, desde las distintas materias que se enseñan en la escuela.
Si estamos convencidxs de todo esto, sabemos que no se trata de pedir perdón ni permiso. Si no de explicar pacientemente y evacuar dudas o miedos que las familias puedan llegar a tener. Sentémonos, escuchemos sus argumentos, leamos sus cartas y respondamos sus inquietudes. Ya que muchas veces argumentos como los que circulan están armados en base a falacias que es fácil desarmar. Sigamos defendiendo la educación de nuestrxs niñxs contra los falsos argumentos que intentan vaciarla de contenido.