Difundimos Comunicado Escuela Nº 4 D.E. 19 “Homero Manzi”
Más de dos semanas sin clases y sin respuestas
La Escuela Media Nº 4 D.E. 19 “Homero Manzi” del barrio de Pompeya se encuentra desde hace dos semanas sin clases.
El día jueves 11 de mayo a las 16 horas, un obrero de 17 años que trabajaba en la obra de la escuela a cargo de la empresa Planobra se cayó desde el cuarto piso a planta baja. Desde ese día el joven está en terapia intensiva en estado de salud delicado y la escuela, sin clases.
Los primeros días se suspendieron las clases por inspecciones en el edificio; luego se intentó trasladar la escuela a un galpón sin subdivisiones ni aulas, con horario reducido, donde funcionarios del Gobierno de la Ciudad habían dicho que funcionaría hasta octubre. Antes de que comenzaran las clases allí y ante el rechazo de la comunidad educativa de funcionar en esas condiciones, se desestimó esa alternativa. Mientras tanto, los chicos y chicas siguen sin clases y en el edificio de la Av. Sáenz 631 (donde funcionaba la escuela) siguen haciendo inspecciones.
La comunidad educativa viene denunciando hace años las insuficientes condiciones edilicias del lugar en que funcionaba la escuela. Antes de existir la Homero Manzi, ese edificio pertenecía a la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), donde trabajaban 30 docentes y estudiaban 100 alumnos. En el año 2002, empezó a funcionar la escuela media, con 200 docentes y 700 estudiantes.
Demás está decir que el edificio nunca estuvo apto para alojar a una escuela de tales dimensiones y los problemas de infraestructura no tardaron en llegar. Un ascensor que no funciona, techos con goteras, puertas que no abren ni cierran, falta de acondicionamiento climático, pizarrones que no se borran o baños que no funcionan son algunas de las deficiencias cotidianas con las que esta comunidad educativa convive a diario.
Esta situación viene siendo denunciada desde hace varios años por las y los docentes, quienes venimos pidiendo que construyan una escuela nueva en un predio que queda a cinco cuadras de la actual, pertenece al Ministerio de Educación porteño, y está en desuso. Diferentes proyectos han sido presentados en la Legislatura porteña y en el Ministerio de Educación para contar con una escuela en condiciones dignas, pero ninguno hasta ahora avanzó.
Las condiciones edilicias de la escuela se agravaron en 2017, cuando empezó la obra que, técnicamente, es de “ampliación”. La misma debería haberse iniciado en diciembre y haber estado en gran parte avanzada en marzo, al comienzo del ciclo lectivo. Sin embargo, al retomar las clases este año, sólo había dos cambios: se habían pintado las paredes de afuera del edificio (las que dan a la calle) y habían sacado los ventiladores de las aulas. Demás está aclarar que las temperaturas en las primeras semanas de exámenes no bajaban de los 35º.
La obra –para la cual se destinaron 37 millones de pesos- finalmente comenzó en marzo. La comunidad educativa ya se había manifestado en contra de que la construcción se realizara con la escuela funcionando. Además, ese hecho incumple la recomendación 11 de la paritaria firmada por el ministro Bullrich en el año 2011.
Desde que inició el ciclo lectivo, la causa que más clases hizo perder no fueron los paros docentes (que, dicho sea de paso, reclamaban tener una instancia de mesa de negociación para poder tratar entre otras cuestiones, los temas de infraestructura). La causa que provocó la pérdida de la mayor cantidad de clases fue la obra. En promedio, una vez por semana se suspendían las clases por alguna cuestión relacionada al edificio: falta de agua, corte de luz, demolición del quinto piso –que finalmente no se realizó pero los días de clase se perdieron, entre otras.
Finalmente, el 11 de mayo ocurrió la tragedia que, si bien no está directamente relacionada con las condiciones precarias del edificio, sí lo está con las condiciones de seguridad en las que allí se trabajaba. El hecho además sucedió en horario escolar, con la consiguiente desesperación de alumnos y docentes, que fueron desalojados por la conducción a través de la fuerza policial.
Desde ese día, estudiantes, padres, madres y docentes venimos pidiendo que el Gobierno porteño alquile un edificio en la zona (sabemos que hay muchos y hemos hecho propuestas concretas) para poder seguir funcionando en condiciones dignas hasta que se resuelva de fondo el problema de la obra edilicia. Creemos que la mejor solución de fondo es la construcción de una escuela en el predio que queda en Av. Almafuerte y Andrés Ferreyra. Nos hemos mostrado dispuestos y dispuestas incluso a dar clases en aulas container en ese predio u otro como solución de emergencia para poder retomar la actividad mientras se busca una solución.
No obstante, durante estas dos semanas no hemos recibido respuestas ni propuestas de parte de las autoridades. Las únicas dos respuestas posibles fueron: volver a dar clases al edificio de Sáenz, sin previo acondicionamiento y con el reconocimiento de que no cumple las condiciones pedagógicas básicas que debería cumplir un establecimiento educativo; o dividir la escuela en tres partes: seis cursos funcionarían en cuatro aulas que prestaría una escuela del barrio (con la consiguiente fusión de varios cursos con distintos horarios y materias), otros seis cursos funcionarían todos juntos en un galpón, sin subdivisiones ni acústica ni condiciones mínimas para una clase; mientras que las clases prácticas como plástica y música se darían en un centro cultural del barrio. Para el jardín de infantes que aloja a los hijos e hijas de alumnas madres, no se consideraba asignar ningún espacio, con la consiguiente pérdida de escolaridad que ello implica.
Luego de realizar dos primeras reuniones con padres y madres en esas condiciones, las autoridades se dieron cuenta de que en ese predio sería imposible montar una clase, y menos seis al mismo tiempo. Entonces desistieron de la alternativa. Mientras tanto, había pasado una semana sin clases y no se había buscado ningún edificio alternativo donde pudiera funcionar la escuela.
Ante la improvisación y la falta de alternativas, los funcionarios del Gobierno de la Ciudad, con el consentimiento de las autoridades de la escuela, definieron que las clases volvieran a empezar en el edificio de Sáenz, pero con un mínimo acondicionamiento previo y sin un plazo de hasta cuándo se funcionaría en esas condiciones. El sábado 27 de mayo los y las docentes recibieron un nuevo correo electrónico por parte de la conducción de la escuela informando que el lunes 29 aún no comenzarán las clases dado que se siguen realizando inspecciones en el edificio. Mientras las clases se siguen perdiendo, nadie está evaluando la posibilidad de construir una nueva escuela para nuestros pibes y pibas o de alquilar un edificio en condiciones.
Docentes de la Homero Manzi