Desde la asunción de este gobierno y el anuncio de sus primeras medidas, la cultura fue uno de sus primeros blancos de ataque y a la vez de los primeros sectores en salir a organizarse.
Desde la Secretaría de Cultura, en este 48 aniversario del última dictadura militar, compartimos un posible texto para el acto escolar, que apunte a seguir fortaleciendo la memoria colectiva, por la verdad y la justicia. Como un aporte que sume en el camino de la resistencia cultural y política ante las medidas de brutal ajuste y negacionismo que Milei intenta aplicar.
Ayer se conmemoró el día de la Memoria por la Verdad y la Justicia porque se recuerda que hace cuarenta y ocho años empezó la última Dictadura Militar en la Argentina.
A veces, se hacen actos para festejar y otras se hacen actos para conmemorar, para recordar hechos importantes. El año pasado festejamos que se cumplían cuarenta años de democracia ininterrumpida en nuestro país. Festejamos porque la democracia es una forma de gobernar que nos parece que está bien y creemos que hay que defenderla.
En la escuela enseñamos qué es la democracia y en qué se diferencia de una dictadura. Enseñamos que en una democracia nadie, ni siquiera el presidente puede tener todo el poder, si no que éste está dividido con otras instituciones y otras personas. Porque es muy peligroso que una sola persona tenga demasiado poder.
También vimos que en democracia podemos elegir democráticamente a las personas que nos van a gobernar, mediante el voto. Nos podemos equivocar, pero se supone que esas personas que votamos tampoco pueden hacer lo que quieran. Porque si gobiernan mal, podemos expresarnos, podemos protestar, podemos pedir que las cosas cambien y ese es otro derecho que tenemos, por vivir en democracia. Porque hay libertad de expresión. También tenemos la posibilidad de organizarnos para reclamar y para defender las causas que nos parecen justas.
En democracia, se respeta el derecho a la vida, se respetan los derechos humanos fundamentales. Nadie nos puede maltratar. Si en democracia hacemos algo que está mal, podemos ir presos, pero antes tendremos un juicio y un abogado que nos defienda.
Pero como les decíamos hoy no festejamos la democracia. Hoy recordamos que hace cuarenta y ocho años comenzaba la última dictadura militar en nuestro país. Y recordamos estos hechos para no olvidarnos que una dictadura es algo terrible, que no tiene que volver a pasar más.
En la Dictadura ocurren cosas muy opuestas a la democracia. El poder lo toma un grupo de militares por las armas y toma las decisiones que le parece sin consultar a nadie. En dictadura está prohibido protestar, organizarse y reclamar. En dictadura, a diferencia de la democracia, no hay juicios. Te pueden detener y encerrarte en lugares desconocidos sin que nadie sepa nada. En Dictadura, no se respetan los derechos humanos básicos, como el derecho a la vida. Por eso los militares quisieron callar los reclamos y lo hicieron con violencia, matando, dejando como saldo treinta mil desaparecidos, ni uno menos, treinta mil historias de vida inconclusas.
Por eso hoy recordamos estos hechos, porque no queremos que vuelvan a pasar. Porque hacer este ejercicio de memoria forma parte de la defensa de la democracia. Pero la democracia no es perfecta. En democracia también puede haber gobernantes que quieran tener demasiado poder, gobernantes que no respeten los derechos importantes o que no nos dejen expresar. Por eso, es necesario también defenderla todos los días a la democracia, poniendo en práctica aquello a lo que nos habilita: reclamar cuando algo nos parece que está mal, organizarnos para defender nuestros derechos, expresar nuestro descontento sin censura, ni ningún tipo de castigo arbitrario, exigir que se respeten nuestros derechos elementales. Esa es la mejor manera de defender la democracia. Y no olvidar. No olvidar que a las dictaduras les dijimos nunca más.