Al Director General de Escuela Abierta y Coordinador General del programa CAI:
Durante sucesivos años las y los trabajadores/as del programa CAI nos encontramos ante la problemática del cobro tardío de los salarios de enero y febrero. A esta situación se suma, que las autoridades correspondientes, no tuvieron la consideración de comunicar estas demoras, instalando este grave incumplimiento como un imponderable administrativo que debemos aceptar.
Nosotros/as no vamos a naturalizar esta decisión política de jugar con la economía de los/as trabajadores/as del programa.
Desde la coordinación general argumentan que los tramites burocrático-administrativos que requieren la renovación del contrato retrasan el pago de los salarios. Así, invisibilizan que tanto esta vulneración a nuestros derechos como trabajadores/as, como otras que sufrimos, son el resultado de la decisión política de emplearnos bajo esta modalidad fraudulenta de contratación.
Mientras la casi totalidad de programas socio-educativos del ministerio tienen a sus trabajadores dentro del estatuto docente, el programa CAI elige mantener precarizados/as a sus trabajadores/as: no contamos con obra social, ART, licencias, aguinaldo, aportes jubilatorios, tenemos un salario muy por debajo del que corresponde por estatuto. A todo esto, se suma la incertidumbre sobre el cobro o no (dentro de las fechas estipuladas) de nuestro de sueldo en los meses de enero y febrero.
Que el Estado incumpla las obligaciones patronales que están consagradas en nuestra constitución nacional no puede ser pasado por alto. Nosotras/os no vamos a naturalizar el cobro fuera de término, tampoco la vulneración a nuestros derechos laborales.
Solicitamos:
– Que sean utilizados los recursos que el ministerio tiene a su disposición para el pago de nuestros salarios en los términos correspondientes.
– Incorporación de todos los trabajadores del CAI al estatuto docente.
– Reconocimiento de la cláusula gatillo de recomposición salarial que se asignó a las/los docentes.
A la espera de una pronta respuesta.
Trabajadores/as del programa CAI