Junto a diversas organizaciones de trabajadores, populares, piqueteras, políticas, ambientalistas y de derechos humanos, el próximo sábado 11 de diciembre nos movilizaremos a la Plaza de Mayo para decir: No al pacto con el FMI. No al pago de la deuda, usuraria y fraudulenta.
El gobierno nacional, lejos de las promesas de campaña, ha resuelto pagar la deuda al Fondo Monetario Internacional; una deuda usurera, ilegítima y fraudulenta, que someterá por décadas a nuestro pueblo. Para pagar esa deuda, la política económica tendrá como prioridad fundamental recaudar dólares en lugar de resolver los reclamos populares más urgentes: el acceso al trabajo, la vivienda y terminar con la pobreza y la indigencia que avanza en los lugares de trabajo y en los barrios.
Como viene ocurriendo desde hace décadas, el mecanismo de la deuda es utilizado para imponer el sometimiento a nuestros países: el FMI impone planes de ajuste, reformas laborales y educativas, recortes, privatizaciones, eliminación de asistencia social y presupuestos para la salud y la educación pública. Todo lo recaudado debe utilizarse para pagar esa deuda. Esos dólares que fueron prestados a nuestro país pero que de ninguna manera fueron utilizados para resolver las necesidades populares, sino que fueron a los bolsillos de los grandes empresarios locales y extranjeros, que luego además fugaron ese dinero al exterior.
De la mano del pacto con el Fondo Monetario se viene una profundización del ajuste económico y fiscal que ya se está descargando sobre las espaldas de las mayorías populares. A contramano de lo que se dice, no habrá crecimiento y desarrollo, sino que asistiremos a una mayor política de ajuste que supone devaluaciones, tarifazos e impuestazos y un avance de la reforma laboral, para lo que se cuenta con el aval de la CGT y las CTAs. Un ajuste que golpea también a la educación, la salud, los salarios y el acceso a la vivienda. Se trata de una enorme transferencia de recursos desde los bolsillos del pueblo trabajador a los empresarios, las multinacionales, los bancos y el FMI mismo.
Y como ocurrió en todas las últimas décadas, se trata de un endeudamiento que alimenta la fuga de capitales, que ha llevado a que un monto igual o mayor de la deuda esté en los paraísos fiscales u otros destinos.
La necesidad del pago de la deuda condiciona toda la economía nacional. En función de su pago se alimentan a su vez negociados contaminantes y se desarrolla a fondo una política de saqueo, perdonando impuestos a petroleras, gasíferas, mineras, el agronegocio y automotrices. Continúan los masivos desmontes y las quemas para alimentar la expansión sojera y ganadera. El gobierno nacional y los gobiernos provinciales impulsan nuevos emprendimientos de mega minería, que envenenan el agua y la tierra.
Desde la nacionalización de las deudas privadas en dólares durante la dictadura en el ‘82, y firmada por Cavallo, hipotecando al país con una deuda fraudulenta que fue reconocida por todos los gobiernos constitucionales, estos fraudes no han cesado de sucederse. Pasó con Alfonsín, Menem, De la Rúa, los gobiernos kirchneristas, el macrismo y ahora con Alberto y Cristina Fernández. El préstamo con el Fondo Monetario contraído por el gobierno de Macri fue un eslabón más de esta cadena de estafas. Fue contraído para financiar la fuga de capitales que sucedió al mega endeudamiento que alimentó la bicicleta financiera del 2016 y 2017.
Toda esta política es acompañada, además, como se evidencia en los últimos meses, por la profundización de una política represiva hacia quienes enfrenten estas medidas.
En momentos en que más del 40% de la población está por debajo de la línea de pobreza y crece la indigencia, nos manifestamos contra el pago de una deuda que se hará a costa del hambre, la salud y la vida de nuestro pueblo; que profundizará una política de saqueo y extractivismo que contamina nuestros territorios, que implicará por supuesto, recortes en los presupuestos educativos y de salud. En educación, significará como ya se hace evidente, una continuidad de las políticas de vaciamiento, recortes presupuestarios, mayor pérdida del salario docente, un mayor avance de la precarización de las condiciones laborales y educativas.
Como docentes, no podemos estar al margen de este debate. Desde Ademys, convocamos a las compañeras y compañeros trabajadores de la educación a movilizarnos junto a todas las organizaciones populares para enfrentar esta política.
PLATA PARA EDUCACIÓN, NO PARA EL FMI
No a pacto con el FMI y el pago de la deuda.
Abajo el plan plurianual y el ajuste, no a la reforma laboral.
Por un plan de lucha nacional contra el acuerdo