La segunda entrega de canastas alimentarias en la Ciudad de Buenos Aires, en reemplazo de los comedores escolares cerrados por la pandemia, ha puesto de relieve que la preocupación del gobierno no es garantizar una alimentación saludable para los niños, niñas y adolescentes. En la práctica, lo que se evidencia es un brutal ajuste. El Gobierno y las empresas concesionarias privadas, ahorran dinero invirtiendo la mitad de lo que gastarían si los comedores estuvieran en funcionamiento. Se entrega comida en mal estado y una cantidad totalmente insuficiente que no alcanza para 15 días y no incluye a toda la matrícula escolar.
Ademys estuvo presente en distintos distritos escolares para controlar la entrega de bolsones, recibiendo reclamos y verificando cómo se desarrollan los procedimientos, para constatar si se guardan todos los recaudos de higiene y salubridad que cuiden la salud de las familias y de las trabajadoras que realizan el reparto. Las largas colas de familias que esperan horas para recibir el magro bolsón evidencian el impacto de la crisis, del aumento de la desocupación y como consecuencia de ello la demanda creciente de alimentos.
1) Costo de los bolsones
Según un informe reciente de asociaciones cooperadoras en los valores de la canasta está por debajo de los precios actuales de referencia y similares a los de 2017.
El trabajo demostró que el costo del almuerzo por día es de $ 150,77, tanto para los becados como para los no becados; mientras el valor del refrigerio es de $ 53,36. Ambas cifras fueron calculadas con los precios del mercado actual y están muy lejos del costo total de la Canasta Escolar “oficial”, que estipula $ 72,30 por almuerzo y $ 35,30 por refrigerio.
Los valores de los bolsones de comida dispuestos por el Gobierno porteño están más cerca de los costos estimados en relación a los precios en alimentos de 2017 que a los de este año. Ver: https://www.tiempoar.com.ar/nota/los-alumnos-portenos-reciben-una-canasta-de-alimentos-devaluada
Por lo tanto por esta vía se están ahorrando presupuesto, cuando debería ser al revés atento a la situación de emergencia destinando partidas presupuestarias especiales para reforzar la alimentación sobre todo de los niños, niñas y adolescentes.
2) La canasta y su valor nutricional
Las denuncias recibidas y constatadas por el sindicato respecto al contenido también evidencian un ajuste. Porque se reemplazan alimentos que antes se daban en los almuerzos, como puede ser pollo, carne, verduras, por productos de baja calidad secos e insuficientes para los 15 días que supuestamente deben cubrir.
Las concesionarias que han sido denunciadas por entregar alimentos en mal estado, no han cambiado estas prácticas durante esta nueva etapa.
Las canastas mantienen la “discriminación” entre desayunos, refrigerios y almuerzos, teniendo en cuenta el tipo de jornada a la que concurren lxs niñxs, cuando se deberían unificar en una sola canasta integral.
El contenido de la canasta para desayuno contiene: 6 saquitos de té, dos paquetes de galletitas de avena, dos barras de cereal, dos paquetes de cuatro galletitas de agua, y dos paquetes de galletitas dulces. En el caso de refrigerio de jornada simple: 5 manzanas, una leche en polvo, 5 saquitos de té, cuatro paquetes de galletitas. En el caso del almuerzo para jornada completa, que se supone es de carácter “saludable” para 15 días: una botella de aceite, dos latas de tomates, cuatro paquetes de queso rallado, dos leches larga vida, un paquete de azúcar, dos paquetes de arroz, dos paquetes de fideos, una lata de atún, una zapallo anco, cuatro zanahorias, una cebolla, 6 saquitos de té, tres manzanas, tres naranjas, una barra de cereal.
Con algunas variaciones por escuela, esta es la canasta completa que en algunos casos presentaron las verduras en mal estado, como calabazas podridas o con gusanos.
El reclamo de las familias, docentes y que nuestro sindicato expresa, es que la canasta sea nutritiva con variedad de frescos y secos, con las cantidades necesarias para 15 días, considerando que en muchos casos la familia se ha quedado sin ingresos, y que el estado tiene la obligación de garantizar la alimentación como un derecho humano básico, sancionado en la propia declaración de los derechos humanos de la ONU.
Frente al requerimiento de que se incluyeran en los bolsones elementos de higiene y productos de limpieza, el gobierno incluyó un magro jabón de hotelería, lo que parece realmente un chiste de muy mal gusto en este contexto.
Por todo ello, desde Ademys venimos exigiendo que el menú sea elaborado por las cooperadoras, sindicatos, centros de estudiantes, que, a su vez, se deben controlar que se cumpla.
3) Alcance de los bolsones
La universalidad siempre fue un reclamo del sindicato, ratificado en la última reunión que mantuvimos con el Ministerio de Educación el martes el 14 de abril. La cuestión se convirtió en una crisis en la primera entrega el 1ero de abril, porque nuevamente se discriminó a los anotados en becas (cuya inscripción on line ya es excluyente para varias familias sin acceso) y, además, no respetaron la cantidad de matriculados que las escuelas habían enviado al gobierno.
En esta segunda entrega, las colas de familias sobre todo en los distritos 19, 20, 11, 17, 5, 13, entre otros, se hicieron sentir. Si bien pudimos verificar que se aumentó la cantidad enviada, el hambre crece y la demanda se incrementa, por lo tanto se impone la universalidad del acceso a la canasta alimentaria, que como dijimos más arriba debe ser nutritiva.
4) El papel de las empresas concesionarias
Los negocios con las concesionarias no son ninguna novedad. Varias veces denunciado por las familias y con casos graves de intoxicación de escuelas enteras, nuevamente se colocan en el centro de la escena que de ninguna manera exculpa al gobierno de la ciudad pues son los que mantienen los contratos, destinando los fondos y estableciendo los términos de su funcionamiento. Escapan a cualquier control por parte de familias, docentes, sindicatos, estudiantes, cooperadoras escolares. Fueron señaladas por el gobierno como responsables de la mala entrega en la primera etapa. Pero un reclamo elemental que ya hicimos público tras la crisis generada, es que a las empresas que no cumplan se les debe retirar la concesión y la administración de los comedores de dichas escuelas debe pasar a manos del estado bajo control de comisiones de la comunidad escolar.
5) Condiciones de higiene y salubridad
Tempranamente desde Ademys planteamos que en las escuelas no había condiciones de higiene, salubridad para las y los trabajadores de la educación. No tenemos elementos de limpieza ni prevención. Suspendidas las clases, también fuimos estableciendo cómo se debían entregar los alimentos. Las concentraciones de familias, la presión para que los equipos de conducción y auxiliares vayan sin ninguna protección, fue motivo de reclamos cuya trasfondo es la declaración de esencialidad del sector educativo, paraguas legal para obligar a que los trabajadores vayan a cualquier costo, aun cuando las condiciones no están garantizadas.
Ese recurso de presión, mientras los casos de Covid 19 se multiplican y aumento el número de los trabajadores de la salud contagiados, demuestra que no podemos ser expuestos de cualquier manera y por lo tanto rechazamos la presión patronal para “levantar” a cualquier costo la cuarentena. En este contexto, el gobierno convocó a “voluntarios” que en muchos casos no eran tales, presionando a trabajadores precarizades para que realicen tareas que nada tiene que ver con su labor educativa en las escuelas, y para que las realicen sin la necesaria profilaxis. Muchos “voluntarios” son trabajadores de jornada extendida, precarizados, y fueron obligados a concurrir para esta tarea y otras, que también fue denunciado por nuestro sindicato.
La entrega de alimentos debe realizarse con personal especializado en la manipulación de alimentos con todos los elementos de protección y para los docentes que voluntariamente quieran concurrir a colaborar debe ser bajo condiciones estrictas de salud, exigiendo se cumpla con todos los protocolos de seguridad: barbijos, guantes, alcohol en gel, toallas higiénicas, y con la distancia social correspondiente.
Rechazamos el ingreso del ejército y las fuerzas armadas en materia de seguridad interna, ni para la entrega de alimentos en los barrios ni para ninguna otra tarea.
6) Incremento de la demanda
Mientras la desocupación aumenta, en la medida que los despidos crecen, la rebaja salarial se concretan día a día, los ingresos de las familias son de indigencia, la demanda de los trabajadores para conseguir estas canastas de alimentos también fue un problema que relevamos.
En el jardín 15 del distrito 5 por ejemplo, al que asistimos al momento de la entrega, las propias autoridades reflejaron que se acercan familias que no concurren a la escuela a pedir alimentos. Esta situación se ve reflejada en los más de 12 millones de trabajadores que se anotaron para el IFE de 10.000 pesos, y en los que quedaron finalmente afuera y en los trabajadores que están sin ingreso o monotributistas.
El sindicato reclama un subsidio de 30.000 pesos para todos los trabajadores que lo soliciten. Para el caso de la docencia sin cobro reclamamos un salario inicial garantizado equivalente al cargo de maestro de grado de jornada simple hoy en 32.800. Como paliativo se debe entregar canastas de alimentos a los trabajadores y docentes que lo soliciten, con las mismas características que reclamamos para las escuelas: nutritivas y con puntos de entrega en toda la ciudad con cantidad para 15 días, bajo control de comisiones de trabajadores, sindicatos y familias.