Tras un mes del retorno a la presencialidad sin condiciones, el gobierno de Larreta y Acuña convocó a la mesa paritaria. Solo nuestro sindicato se presentó con un claro mandato de asamblea: actualización del 50% para toda la escala y un inicial de $55.000. El gobierno hizo una oferta del 34% en cuatro cuotas que deja al salario docente bajo la línea de pobreza. Ademys fue el único de los 17 sindicatos que rechazó la propuesta.
El gobierno propuso tres cuotas: 12,8% en marzo, luego un 8,8% en julio y finalmente un 10,4% en octubre. En septiembre además habría una actualización del 2% del fondo nacional de incentivo docente (FONID) por parte del gobierno nacional. Así se alcanzaría un 34% sobre la base del salario inicial de febrero.
La ficticia pauta inflacionaria establecida en un 29%, según el presupuesto nacional, no tiene otro objetivo que imponer un techo paritario. Pero los propios informes del Banco Central hablan de una inflación que rondará el 50%. Así, los docentes perderíamos 16 puntos de nuestro poder adquisitivo en 2021. Cabe recordar que la perdida en 2020 superó el 10%.
Para la docencia salarios de pobreza
El salario inicial para un docente con jornada simple en marzo quedaría en $40.887. Es decir, por debajo de la línea de pobreza (la canasta básica total de la ciudad en enero estaba en los $54.366).
La ministra Acuña hace hincapié en que los docentes de jornada completa alcanzan un inicial de $81.744. Pero el propio gobierno, a través de la Dirección General de Estadística y Censos (DGEyC), alerta que las familias que perciben un ingreso menor de $83.500 están en una situación de fragilidad cercana a la pobreza.
Denunciamos además que este planteo pretende naturalizar la situación actual de la docencia que debe conseguir dos o tres cargos para afrontar las necesidades básicas. Esto supone considerar que la jornada laboral del cargo es de 4 horas. Una falacia que no atiende al enorme trabajo que los docentes realizamos por fuera de la escuela: la planificación y preparación de clases y materiales, la corrección, la formación docente, entre otras tareas. Pero, además, durante la pandemia se ha agravado esta situación. Primeramente, durante la modalidad virtual y ahora en la mixta se ha extendido e intensificando la jornada laboral de los trabajadores de la educación. También se verifica un fenómeno preocupante: el crecimiento de la desocupación en la docencia ante los obstáculos que impone el gobierno para el acceso a los cargos como parte de su plan de ajuste. La virtualización de los actos públicos agravó la falta de transparencia y dificultades en el acceso a los cargos desde que el macrismo disolvió las juntas de clasificación docente con vocales electos e impuso la Coreap. Sobre un cuadro de crisis sanitaria y educativa que exige la ampliación de cargos, el gobierno retacea las suplencias y cientos de docentes no pueden acceder a un puesto de trabajo.
El verso del blanqueo para seguir achatando la escala salarial
La ministra Acuña presenta engañosamente que los docentes con antigüedad cobrarán un salario significativamente mayor. Pero la realidad es que los docentes hasta los 12 años de antigüedad cobran el mismo salario que alguien que se inicia. Esto constituye una confirmación del achatamiento de la escala salarial. En relación al supuesto blanqueo del salario que se llevaría adelante, lo cierto es que las sumas que se incorporan como remunerativas, es decir pasibles de descuentos, no serán bonificables, es decir que no se les aplica un plus por antigüedad.
El porcentaje remunerativo del sueldo aumenta apenas a partir de los 12 años de antigüedad, entre un 2 y 3 %, pero empeora para los salarios con menor antigüedad. Es así que en octubre, un maestro de grado sin antigüedad va a cobrar casi el 55% de su salario en negro, mientras en diciembre era el 50%.
En lo que se refiere al blanqueo del material didáctico, lo que en realidad ocurre es que se absorbe la suma fija del año pasado que ya era remunerativa a partir de los 12 años de antigüedad. Como contracara el adicional especial, el ítem que más aumenta en la propuesta, deja de ser remunerativo.
El básico aumenta sólo un 30%. El decreto 483 que se hace proporcional al puntaje y aumenta un 37,8% no es lo mismo que un aumento al básico porque tiene topes y no cuenta para el plus por jerarquización. Entonces para los cargos de mayor puntaje el aumento es menor, lo cual profundiza el achatamiento de la escala.
Para los docentes de media se agrava porque el tope queda en 38hs. Anteriormente a partir de la hora 39 hasta la 48 se sumaban $100 por hora. En la propuesta del gobierno esto desaparece. Para quienes tienen más de 38 horas el aumento será menor.
Los cargos con menos puntos índice que el del maestro de grado (preceptores, bedeles, ADCM, psicólogos, psicopedagogos y ayudantes de cátedra, entre otros) quedan muy por debajo de la garantía mínima y, por lo tanto, no alcanzan el monto del salario inicial de $40.887. Esta diferenciación salarial a la baja afecta a miles de docentes.
Más allá de cómo el gobierno lo presente, la realidad es brutal: el salario básico docente en la Ciudad de Buenos Aires está por debajo de los $12.000.
Un ataque al bolsillo que la burocracia convalida
Desde la primera convocatoria del gobierno, Ademys llevó el mandato de la asamblea abierta: una actualización del 50% para toda la escala que llevaría el inicial a $55.000 pesos en la senda de la recomposición salarial. Es por esto que rechazamos la propuesta de Acuña de salarios de pobreza. Este método contrasta con el resto de los sindicatos que acordaron sin ningún mandato para aceptar la propuesta del gobierno.
La UTE-Ctera declaró que pondrá la propuesta a consideración de sus plenarios de delegados por sector. El antecedente reciente en ocasión de la reapertura de escuelas es ilustrativo sobre lo que esto significará. La conducción de UTE-Ctera fragmentó la deliberación de la docencia en un cronograma de plenarios informativos en los que no resolvió ninguna medida de lucha por las condiciones de apertura. Un accionar que convalida el rumbo ajuste a la educación y el salario fijado por Larreta.
El acuerdo de Ctera en la mesa nacional siguió el mismo método. Sin mandato alguno, se aceptó una paritaria a la baja con un rídiculo plus de conectividad de $500 septiembre mientras los docentes venimos sosteniendo la conectividad y los equipos para la virtualidad desde el año. El acuerdo de espaldo a la docencia tuvo como contrapartidad el inicio conflictivo en 14 jurisdicciones que manifiestan la gestación de un proceso de lucha en la docencia.
En esta línea, la UTE festejo el acuerdo de miseria que la Ctera firmó en la paritaria nacional con Trotta, aún cuando para la docencia porteña eso implica un aumento del 2% a cobrar recién en septiembre.
La burocracia sindical está alineada con gobiernos que llevan adelante un plan de ajuste sobre los trabajadores para garantizar los compromisos asumidos con el FMI y los organismos de crédito internacional.
Vamos por la continuidad del plan de lucha
El alcance de la pelea por el salario y la reapertura con condiciones de las escuelas es nacional. La docencia de la Ciudad debe darle continuidad al plan de lucha iniciado. En un gremio en el que las mujeres son la amplia mayoría las reivindicaciones están a la orden del día. El golpe al bolsillo docente, la ausencia de dispensa por cuidados de menores o convivencia con pacientes de riesgo golpea a las mujeres que son cabeza de hogar y sobre quienes recaen las tareas de cuidado.
Se impone la tarea de desarrollar un plan de lucha nacional empalmando con las seccionales opositoras y autoconvocatorias del resto del país junto al resto de los sindicatos combativos. Las acciones de lucha callejera abren un canal para el desarrollo de un movimiento que debe intervenir de forma independiente de las burocracias y los gobiernos para defender la educación, la salud y el salario.
Vamos por:
Un 50% de aumento inmediato para toda la escala. Salario inicial de $55.000. Cláusula de actualización automática. Pase al básico de todas las sumas en negro o con topes. Actualización de las asignaciones familiares. Derogación del impuesto a las ganancias sobre los salarios. Seguro al docente sin cargo equivalente a un salario inicial.
Secretaría Gremial.