El 18 de octubre de 2018 se evaluará en todas las escuelas de Educación Primaria del país a los alumnos de sexto grado en Prácticas del Lenguaje y Matemática.
Desde Ademys, impulsamos nuevamente el rechazo a este tipo de evaluaciones ya que no contribuyen a mejorar la educación. Este tipo de evaluaciones externas se enmarcan dentro de una reforma que avanza contra la escuela pública para subordinarla cada vez más a los intereses empresarios. Así, este operativo se vincula con medidas como la “Secundaria del Futuro” o la UniCABA. Se trata de una evaluación externa, inspirada en modelos promovidos por organismos internacionales como el Banco Mundial, la OCDE o el FMI. Su objetivo es justificar más ajuste y vaciamiento en el sistema educativo público.
Los funcionarios como “evaluadores”; los docentes y estudiantes como “culpables”
Los resultados del operativo sólo son usados para ubicar a las y los docentes como responsables de eventuales bajos resultados en las pruebas y revindicar a la educación privada sobre la pública. Al mismo tiempo, sirven para justificar las reformas educativas que quieren implementar, como las reformas en secundaria y terciaria, o el llamado “Plan Maestro”. Todas ellas tratan de avanzar en la privatización de la escuela pública y la precarización de nuestro trabajo. Una reforma que viene a profundizar la fragmentación del sistema educativo; y a adaptar la educación a las necesidades del mercado, devaluando la educación pública y reduciéndola a su mínima expresión.
Este tipo de evaluación omite el grave estado en que se encuentran muchas de nuestras escuelas, como quedó evidenciado con la explosión en Moreno. Existe un enorme déficit de infraestructura que este año ha cobrado dos vidas. Pretenden evaluar de la misma forma a todas las escuelas sin considerar que estamos dando clases en un estado de extrema precariedad.
Se puede derrotar el operativo
En la Ciudad de Buenos Aires, el rechazo viene siendo muy importante. Los y las docentes buscamos distintas formas de explicar nuestra postura a las familias: hicimos cartas para entregar a la salida del horario escolar, pegamos carteles en las puertas de las escuelas, repartimos volantes en algunas esquinas, hicimos reuniones para explicar los motivos por los que rechazábamos la evaluación estandarizada. Así, logramos que en el Nivel Primario un altísimo porcentaje de familias no mandara ese día a sus hijos a la escuela para que no hagan la evaluación. En las escuelas medias, con diferentes niveles de articulación entre docentes y alumnos, la gran mayoría de las y los estudiantes decidieron no responder la evaluación, realizar sentadas y tomas de escuelas, intervenir, rayar o romper las hojas del múltiple choice y dejar expresada en actas y notas la posición de rechazo al Operativo.
Este año, nuevamente debemos buscar las formas más convenientes de organizarnos para boicotear este operativo. Es necesario discutir en cada escuela y en cada distrito cuál es la mejor manera para que los alumnos y las alumnas no respondan a este tipo de evaluaciones: hay que volver a hablar con las familias y con los estudiantes para explicar por qué este tipo de operativos no constituyen una contribución a mejorar la calidad de la educación pública, sino todo lo contrario.
¡No nos anotemos como veedores ni como como evaluadores!
¡Promovamos que no se hagan estas evaluaciones en nuestras escuelas!
Necesitamos construir un plan de lucha con paros progresivos de toda la docencia para enfrentar la reforma educativa.