Las y los trabajadores asistimos de forma inédita a escala mundial a una profundización de la crisis capitalista abierta en 2007 a raíz de la extensión del Covid 19. Los efectos sobre la vida, la salud y el trabajo aún no pueden ser dimensionados en su totalidad.
Respecto a la situación laboral la OIT alerta sobre una pérdida de fuentes de trabajo del orden de los 195 millones. Una cifra provisoria que en la Argentina ya se cobró 45.000 puestos.
Las rebajas salariales que van del 30% al 70% son utilizadas como presión hacia los trabajadores, frente a la amenaza del despidos. La fuerza de trabajo “cuentapropista” e informal representa casi al 50% de los trabajadores del país.
Las empresas multinacionales de comidas rápidas confirmaron que descontarán el 50% del salario a los jóvenes que ya estaban hiper precarizados.
12 millones de trabajadores se anotaron para el subsidio de $10.000. El DNU presidencial no ha frenado la sangría. Incluso empresas y cúpulas sindicales de la CGT negocian a espaldas de trabajadores sus condiciones de trabajo.
En la docencia esto se traduce en los que se han quedado sin cargos, o por debajo de la garantía mínima inicial. Las familias en los barrios dan cuenta que la miseria crece día a día y las bolsas de alimentos escasas no alcanzan para los pretendidos 15 días.
Los empresarios, las patronales y el gobierno se aprovechan para descargar la crisis contra las y los trabajadores en plena cuarentena.
Cuando los trabajadores salen a reclamar, como el frigorífico Penta, los reprimen salvajemente. Incluso hay denuncias y reclamos organizados en distintas fábricas que muestran cómo de a poco se intenta resistir estos despidos, organizando los reclamos.
Nuestro programa como sindicato que estamos desarrollando y organizando está guiado por la defensa del trabajo, el salario, la salud y la educación de las y los trabajadores. No pago de la deuda externa y Fondo de Emergencia para que sea las grandes fortunas y capitalistas quienes aporten para afrontar la crisis sanitaria. Aumento de emergencia al salario docente; cobertura para docentes sin cargo equivalente al salario inicial de MG; continuidad de la obra social, para todos los docentes ocupados y desocupados, ampliación de prohibición de ceses para docentes de escuelas privadas; rechazo a despidos o rebajas salariales; rechazo a la flexibilización laboral que impone la modalidad virtual, aumento del presupuesto educativo; el reclamo sobre comedores escolares con entrega de canasta nutritiva, universal, para 15 días, entrega de alimentos como paliativo a docentes y a todos los trabajadores que lo soliciten.
¿El gobierno privilegia la salud o la economía?
¿Y se deja de pagar la deuda externa?
Mientras proliferan las presiones empresariales para “levantar” la cuarentena a costa incluso de la salud los 80 millones de pesos aproximadamente, que equivale al subsidio que otorgará el gobierno nacional, es nada frente a los pagos de la deuda externa.
El gobierno de Fernández, como hace décadas hacen todos los gobiernos, ha pagado durante su gobierno 14.000 millones de dólares por vencimiento de deuda y el endeudamiento sigue aumentando. La reciente propuesta de restructuración es un rescate de bonos “basura” casi si quita de capital.
De alguna manera la insuficiencia del sistema de salud para enfrentar en parte el efecto de la pandemia, es resultado de los ajustes que derivan de orientar los recursos económicos a estos pagos externos.
Al día de hoy no se ha procedido a avanzar con una medida elemental como puede ser la centralización y nacionalización del sistema de salud, por ejemplo.
En momentos tan dramáticos, se ponen más en evidencia las prioridades y debemos insistir en algo que ya forma parte del patrimonio del sindicato: el rechazo al pago de la deuda externa volcando esos enormes recursos para saldar las enormes necesidades de los trabajadores y sectores populares junto a un impuesto a las grandes fortunas y capitalistas.
Ningún despido, ninguna rebaja salarial.
No al pago de la deuda externa.