Desde febrero, las y los docentes nos encontramos protagonizando el conflicto educativo más importante de los últimos treinta años. Venimos de participar de una marcha federal con 400 mil personas. En casi todas las provincias se han puesto en marcha planes de lucha que incluyen paros todas las semanas con acatamientos altísimos, movilizaciones y, en los últimos días se están realizando tomas de edificios públicos como en Santa Cruz y Entre Ríos.
En la Ciudad de Buenos Aires, hemos hecho paros todas las semanas que incluyeron las movilizaciones más multitudinarias en décadas. Pero no sólo eso. Nos dicen que reclamemos de otras formas. Y también lo hemos hecho: a lo largo de un mes impulsamos marchas de antorchas, bocinazos, volanteadas, clases públicas, murales, ollas populares y, en el marco del paro del día 30, sostuvimos un corte de calle durante catorce horas frente al Ministerio de Educación porteño, con festival y acampe. Actividades que fueron decididas desde las bases en asambleas unificadas abiertas de la docencia de la Ciudad y asambleas de distritos.
El gobierno ha hecho de todo para poner a la opinión pública en nuestra contra, ha hecho de todo para quebrar nuestro reclamo. En este sentido, en la provincia de Buenos Aires la gobernadora Vidal llevó adelante la campaña de voluntarios, intentó recompensar a quienes fueran a trabajar con incentivos económicos, algo que no sólo no logró el efecto buscado, sino que hasta la justicia falló en su contra. Puso a todo su conglomerado mediático a derrochar tinta en atacar a las y los docentes. Pero a pesar de todo esto, la población nos sigue apoyando: según una encuesta hecha a personas de todo el país que publicó el diario Página 12 del domingo 2 de abril, el 66% de los argentinos cree que el reclamo docente es justo y que es el gobierno el que debería ceder.
Empezamos un nuevo mes y las decisiones que tomemos van a definir en gran medida el curso del conflicto. Comenzamos a sentir cierto cansancio, es cierto. Hay paros más fuertes y paros más débiles. También es cierto. El gobierno intenta ponernos a la población en contra y castigarnos con los descuentos, sí. Pero lo que no es cierto es que la lucha esté terminada y que el conflicto no le importe al macrismo. El conflicto docente no le es indiferente al gobierno y la prueba más evidente de eso es la reacción que tiene hacia nuestro gremio. El proceso está abierto. Las y los trabajadores podemos ganar. Tenemos de cara a abril una tarea importante: demostrar que estamos dispuestos a no abandonar la lucha, que a pesar de los ataques del Gobierno seguimos de pie con más fuerza y que no vamos a tirar por la borda todo lo que hicimos hasta ahora. Ahora es fundamental que salgamos con más fuerza a impulsar los fondos de huelga, a organizarnos en las escuelas y asambleas de distrito para garantizar la continuidad del plan de lucha.
A nadie escapa que se trata de un conflicto clave para el gobierno y de ahí su inflexibilidad. Intentan acabar con la huelga docente para así disciplinar a todos los trabajadores. No les alcanzan los despidos. Necesitan reducir drásticamente los salarios y con los docentes quieren marcar el techo. Pero sobre todo, el resultado de esta batalla puede marcar fuertemente las posibilidades del gobierno de avanzar contra los convenios colectivos de trabajo. Al mismo tiempo, el gobierno se está jugando avanzar con una reforma educativa de carácter estratégico y las chances de enfrentarlo también se juegan en el actual conflicto. Por eso es tan importante nuestra pelea. Si los docentes ganamos, todos los sectores de trabajadores de la Argentina estarán en mejores condiciones para pelear por sus derechos y nos encontraremos un paso adelante para defender la educación pública.Exijamos al gobierno nacional que ponga la plata para las trabajadoras y los trabajadores de la educación docentes, la misma que tiene para comprar armas para reprimir la protesta social.
Este 5 de abril vamos a parar en el marco de un paro nacional convocado por la CTERA y el 6 de abril, con todos los trabajadores del país.
Sigamos organizándonos desde las escuelas y distritos Sigamos luchando. Sigamos enseñando a nuestros pibes y pibas, y a la sociedad, que no vamos a bajar la cabeza cuando quieren arrebatarnos derechos. ¡Viva la lucha docente!