El pasado jueves 2/6 se dieron a conocer los resultados de las evaluaciones anuales que se tomaron entre octubre y noviembre del 2021 a los alumnos de 7mo grado (FEPBA)y 3er año (TESBA). El anuncio estuvo a cargo del Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, la Ministra de Educación, Soledad Acuña y el Jefe de Gabinete, Felipe Miguel y el Director Regional de Ciencias de la UNESCO, Ernesto Polcuch, quien participó de manera virtual a modo de “Big Brother” respaldando los análisis de los resultados y los anuncios de las medidas extraordinarias que llevará adelante el gobierno.
Compartieron datos que evidencian las dificultades de los alumnos y alumnas para comprender textos y escribir, aunque la medición en matemática se mantuvo estable con respecto a la última evaluación. Haciendo gala de no esconder la realidad la Ministra afirmó que “Los resultados no son buenos, son políticamente incorrectos pero no por eso (…) vamos a engañar a los estudiantes”.
Pero, ¿Qué son las pruebas censales FEPBA (Primaria) y TESBA (Media)? Son pruebas descontextualizadas que se utilizan como instrumento para abonar a la idea de que el bajo rendimiento de los estudiantes es responsabilidad directa de la docencia y/o de los propios estudiantes. De esta manera pueden introducirse reformas anti-educativas que apuntan al vaciamiento de la formación, capacitación y calificación de la futura fuerza laboral.
En un análisis que exime al gobierno de cualquier responsabilidad y con un cinismo y perversión inmutables, adjudicaron las dificultades reflejadas en las evaluaciones al cierre de escuelas durante la pandemia – invisibilizando los esfuerzos realizados por docentes y familias para sostener los encuentros virtuales pedagógicos sin recursos – y alegando que, si la Ciudad no hubiese sido la primera jurisdicción en abrirlas, los resultados serían aún peores.
Datos políticamente incorrectos: Cero pesos de inversión para atender las necesidades educativas durante y post pandemia, estudiantes bajo línea de pobreza, crisis social y económica.
Con la irrupción COVID 19, las escuelas debieron cerrarse y rearmarse con los escasos recursos con que contaban: estudiantes sin acceso a un dispositivo adecuado o a internet, o que no disponían de un lugar en sus hogares para poder sostener encuentros virtuales, y docentes a cargo de hijos menores que requerían su atención, o incluso sin acceso a dispositivos e internet asegurado, entre otras numerosas dificultades.
Larreta se enorgullece de haber sido la primera jurisdicción en abrir las escuelas, pero la escolaridad presencial masiva no pasó de un simulacro pedagógico. Recordemos la reducción del horario escolar, la alternancia de las burbujas, la interrupción por aislamiento de las mismas ante casos sospechosos o confirmados de COVID-19 que impedían organizar la tarea docente. El gobierno analiza los resultados de las evaluaciones con una mirada sesgada sin tener en cuenta el desorden y la discontinuidad de la tarea pedagógica en las escuelas que provoco esa presencialidad forzosa con cero pesos de inversión para atender las necesidades del momento.
El Gobierno de la Ciudad dejó a las escuelas y a las familias a la deriva. No sólo no hubo entrega de dispositivos y conectividad gratuita, sino que tampoco se distribuyeron libros, cuadernillos, ni kits escolares. La carencia total de recursos didácticos incrementó las dificultades para avanzar en los aprendizajes.
Por otro lado, la miseria social reinante, producto de las políticas económicas y sociales de los gobiernos antes y después de la pandemia refractan directamente sobre los estudiantes y sus familias y los aprendizajes. La crisis, la desocupación, las consecuencias psicológicas del aislamiento sobre niñes y adolescentes, la violencia intra familiar, arrojan también datos políticamente incorrectos que el gobierno no menciona.
La ministra Acuña también achaca los malos resultados en prácticas del lenguaje al enfoque constructivista que, vale decir, emana del diseño curricular de su propio ministerio. Como salida novedosa propone «escuchar a los chicos leer en voz alta durante un minuto» una idea tan vieja como la escuela. Sin hacer una defensa cerrada de ningún enfoque pedagógico, denunciamos la improvisación del gobierno que solamente busca un rédito electoral. Cualquier debate serio sobre los métodos de enseñanza tiene que tener a las y los docentes como protagonistas.
Desde la Secretaría Pedagógica de Ademys impulsamos este debate y llamamos a la docencia a ser parte, aportando su experiencia y sus ideas.