La educación sigue siendo un problema nacional.
Inflación, despidos y tarifazos. Ése es el marco en el cual los trabajadores de la educación discutimos nuestras condiciones salariales y laborales. Con una devaluación que ya supera el 60% en menos de 100 días, y aumentos de precios que en algunos rubros como alimentos y medicamentos llegan al 40% en el mismo período, las paritarias docentes cobran mayor importancia. Esto obedece a que en nuestro país, afectan a más de un millón de trabajadores de la educación. Pero además, a que son un parámetro para muchos otros sectores de trabajadores.En este sentido, la paritaria nacional encontró en coincidencia a las direcciones de CTERA y los funcionarios del Ministerio de Educación anunciando triunfalmente que los docentes pasen a cobrar un salario inicial de $7.800 en esta primera cuota. Ese incremento, que en este primer tramo implica un 29% sobre los ya insignificantes $6060 de salario inicial a nivel nacional, hace que un docente deba vivir con $260 diarios. Un aumento insuficiente en todo aspecto: alcanza a 1 de cada 12 docentes y se basa en fuertes sumas en negro, incluido el “Incentivo” o FONAINDO. Por eso, y pese al silencio mediático y de la propia CTERA, en más de la mitad de las jurisdicciones las clases no empezaron el día 29 de febrero, o lo hicieron en el marco de medidas de lucha. Por ejemplo en Mendoza, Neuquén y Córdoba hubo más del 90% de acatamiento al paro acompañado de miles de docentes movilizados en la calle. En la mayoría de las jurisdicciones los gobiernos intentan disciplinarnos para que no luchemos por nuestros derechos como trabajadores, con variaciones en sus formas; descuentos por día de paro, aprietes en las escuelas, presencia policial en las movilizaciones.
La paritaria docente nacional cada vez se desdibuja más. Por las ofertas ministeriales, que excluyen a más de la mitad de las jurisdicciones cuyos salarios superan el magro parámetro que fijan, pero además porque la representación de los trabajadores está mediada por una burocracia que no consulta a las bases (o lo hace de manera meramente formal) y pacta indistintamente con el gobierno de turno: ayer con el gobierno “amigo” kirchnerista; hoy con el “enemigo” de Cambiemos. Detrás de este acuerdo nacional se ve, nuevamente, cómo desde la cúpula sindical se promueve la desarticulación de la pelea en cada provincia, que debe salir a luchar por su cuenta sin el respaldo mínimo de la central.
Mientras los empresarios del agro y las mineras dejan de pagar impuestos, la docencia y el conjunto de los laburantes vemos cómo se aproxima el tarifazo, cómo el impuesto al salario va a afectar a más trabajadores y llevarse buena parte de un aumento salarial insuficiente. Ante este panorama, la articulación nacional entre todos los sindicatos y seccionales recuperados a la burocracia, sigue siendo una necesidad de primer orden.
CABA: es preciso que los docentes intervengamos en la discusión paritaria
El gobierno de Rodríguez Larreta y la Ministra Soledad Acuña contaron con la colaboración de los sindicatos “amigos” para imponer una pauta salarial inferior a la inflación, en cuotas y con cifras en negro, avanzando en su política de destrucción de la educación pública y las condiciones laborales docentes. El mismo gobierno porteño que no quiere o dice no poder dar un aumento en blanco y para toda la docencia, respetando el escalafón, consolida la transferencia al sector privado de $4.000 millones en carácter de subsidios a la enseñanza privada este año. Eso es lo que la mayoría de la dirigencia sindical refrendó al aceptar mansamente este nuevo acuerdo, amañado y dilatado hasta el último minuto de conjunto entre las camarillas sindicales y el ministerio para que la docencia no pueda debatir su carácter retrógrado.
El acuerdo entre el Ministerio de Educación porteño y la mayoría de los sindicatos, a excepción de ADEMYS, implicó que se convalide una “oferta” que estanca aún más la escala salarial, y que al grueso de la docencia le otorga un incremento de $53 diarios (y al resto, unos $63). Un nuevo pacto que mantiene la diferenciación de salario a la baja para Asistentes Celadores, Preceptores, Docentes Curriculares, de Media y Terciaria. Un acuerdo con los vaciadores de la escuela pública, los abanderados del neoliberalismo y los responsables de la falta de vacantes.
Frente a los acuerdos por arriba y la dispersión sindical, necesitamos unidad: pero unidad por abajo, y para dar pelea; unidad que debe ser exigida desde las bases a quienes se mantienen inmóviles frente al ajuste. Es preciso abrir en las escuelas un proceso de discusión acerca de lo que la mayoría de los sindicatos pactaron en la Mesa Salarial y de Condiciones Laborales. Es necesario transformar el repudio a los que acuerdan lo que sea con quien sea, en organización de la docencia. Es momento para afiliarse a Ademys, elegir delegados y organizarnos desde abajo.
Entendemos que debemos ser consecuentes: un verdadero rechazo a este acuerdo que deprecia nuestro sueldo, debe traducirse en medidas de acción concretas, más allá de las declaraciones. Por eso, en continuidad a las acciones de lucha como el paro y la movilización con los que iniciamos el año, convocamos a todos los que repudian este nuevo acuerdo a manifestarlo y a seguir en la calle.
Este viernes 4, a las 18 hs.
Radio Abierta y volanteada.
Nos encontramos en Acoyte y Rivadavia.
Ademys